Salimos con mucha puntualidad, para ser un grupo de niños con solo 3 añitos (algunos con 2), tras haber compartido nervios en los baños del cole.
A las 9 nos esperaba el autobús y la sensación de despedirnos de nuestra familia por la ventanilla (aunque nos sorprenda) provocó un aplauso!!! Salíamos de Cañada como niños mayores y eso nos llenaba de orgullo, no hubo llantos y apenas en 5 canciones nos plantamos en Écija, Marinaleda y por último, en Estepa.
Comenzamos con la visita de La Estepeña, su museo de chocolate sobre la ciudad de Nueva York, un vídeo sobre la historia del negocio familiar de mantecados, la exposición de maquinaria antigua y lo que más nos gustó: la larguísima pasarela de la fábrica donde los trabajadores se salían para saludarnos. Olía a anís, canela, almendra y chocolate... y se nos abrió el apetito.
Después de desayunar volvimos al autobús y visitamos el montaje de chocolate de Frozen. Precioso. Hizo las delicias de los niños.
Tras esto, regresamos de vuelta a casa, no sin antes dar un beso a la amable guía que siempre resaltó el saber estar del grupo. Algunos de los niños se quedaron dormidos, otros insistían en que el chófer tocara la bocina y los más fiesteros no paraban de cantar.
Aquí tenéis una muestra de la experiencia tan bonita que pasamos:
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